Publicado por ICSEB el 19 marzo, 2015
Carta de actualización de Kevin al Dr. Royo
Estimado Dr. Royo,
El presente es para saludarlo e informarle que siento muy bien desde que me realizó la operación. En realidad, mi familia y yo estamos muy agradecidos con usted, ya que no hubiera podido pasar tan buenos momentos con ellos. En estos días he comenzado a hacer ejercicios debido a que estoy un poco subido de peso y que eso no es bueno para la salud. Verdad! Gracias de nuevo por devolverme la vida y poder disfrutar de tantas cosas. Siempre estaré en deuda con usted.
Kevin Espinoza
Fecha de intervención: mayo 2007
Mi nombre es Kevin Espinoza Seminario, tengo 14 años, soy de PERU (Lima), y he tenido el síndrome de Arnold Chiari I, Siringomielia y Síndrome de Tracción medular.
Empecé a tener los primeros síntomas desde noviembre del 2006, con fuertes dolores de cabeza, era nervioso, presentaba cansancio a pesar de que no realizaba esfuerzos físicos.
A fines del mes de marzo del 2007, estaba en el colegio y empecé a sentirme mal, me dolía intensamente la cabeza, perdí la noción del espacio, mi respiración era agitada, la presión era baja, y no podía hablar claramente, recuerdo que me costaba trabajo pronunciar las palabras.
Mis padres, de inmediato me trasladaron a la clínica, ahí me estabilizaron, mis reflejos reaccionaron normalmente, pude hablar, como si nada hubiera pasado.
El neurocirujano indico que me tomaran una tomografía craneal, el resultado de la misma fue normal.
Luego me practicaron una Resonancia Magnética, el resultado fue que tenía el Síndrome de Arnold-Chiari I y que las amígdalas cerebelosas 5mm por debajo del agujero occipital (cuando estos mismos resultados fueron examinados por el Dr. Royo el descenso era de 3.5cm,). Luego me tomaron otra resonancia, en esa prueba mostraba que tenía siringomielia.
Mis padres hicieron las averiguaciones de estos resultados, con diferentes neurocirujanos del país y todos les informaban que la única salida, para esta enfermedad, era realizar una craniectomia suboccipital.
Ellos nunca aceptaron este tipo de intervención, estaban destrozados pero jamás perdieron la fe, se sentían seguros que existía otro tipo de intervención quirúrgica que no fuera tan obsoleta y que brindara garantías. Mi padre se paso varias noches buscando en Internet sobre esta enfermedad y a través de esta vía localizó al DR. MIGUEL ROYO SALVADOR, y empezó a averiguar sobre el tipo de cirugía que él había realizado a diversos pacientes y del éxito de esta. (Filum Terminale)
Incluso se comunicaron con pacientes, que habían padecido esta enfermedad y que habían sido intervenidos por el Dr. Royo. Ante tanta oscuridad se dio la luz.
Desde allí ellos, empezaron a mantener contacto con el Instituto Neurológico de Barcelona, a través de la familia Guzmán Mulatillo y se empezaron hacer las gestiones para viajar a España – Barcelona y fuese el Dr. Royo quien me operara.
El 28 de mayo ya estaba en Barcelona, me hicieron los exámenes pre-operatorios y el día 29 de Mayo el Dr. Royo me estaba operando, mediante la técnica de la sección del Filum Terminale.
La operación duró 30 minutos, cinco horas después, empecé a recuperar sensibilidad a la temperatura en la parte superior del tórax, caminé y al día siguiente me dieron de alta.
Ahora no tengo cansancio, camino sin ningún problema, no me tengo dolores de cabeza, no estoy nervioso, mi cuerpo responde a los estímulos del frío y del calor, mi apetito ha aumentado, el color de mi piel ha cambiado, no tengo dolores de espalda.
Lo que no me explico es porque esta técnica, no es practicada en otros lugares del mundo, porque los neurocirujanos insisten en una cirugía cruel y obsoleta (craniectomia suboccipital) que no garantiza tu vida.
Tengo conocimiento que esta técnica del Dr. Royo ha sido expuesta en diferentes lugares y por distintos medios (libros, congresos, foros, Pág. Web. etc.,)
Son millones de personas en el mundo, que padecen esta enfermedad y pueden salir bien librados de esta situación, porque para este mal existe cura. Si esta técnica del FILUM TERMINALE se extendiera en el mundo, muchas vidas se salvarían.
El Dr. Royo le ha devuelto a mi familia la tranquilidad, ellos siempre tuvieron confianza en él desde un primer momento, y a mí me ha brindado la posibilidad de seguir con vida.
Mi agradecimiento a mi familia, al Dr. Royo, a la familia Guzmán Mulatillo, Guzmán Espinoza, a todas las personas que oraron por mí y a Dios porque a guiado mis pasos.
Espero que este testimonio, ayude a las personas que tienen esta enfermedad.
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